Viene del grupo de Telegram, al hilo de la pregunta recurrente en todas las entrevistas a los core developers «¿cuál es el futuro del lenguaje?», mi respuesta fue:
yo creo que más allá del “puterío” y del “hate”, estaría bien evaluar cómo se sienten los usuarios frente a los cambios del lenguaje. no solo tenemos releases más recientes, sino que cada release introduce cambios muy grandes de sintaxis, algunos con muchos corner cases y cosas sorprendentes (walrus, pattern matching). se presenta un PEP que depende de otro PEP sin que el primero se haya aprobado (PEP 646, que dependía del 637, y que no se aprobó), se presentan PEPs con supuestos beneficios a la comundidad sin hablar con la comunidad (PEP 637 que ofrecía “mejoras para xarray y pandas” y parece que no se habló con los devs de xarray y pandas)… etcétera, etcétera.
a mí estas cosas me dan igual, yo voy a seguir enseñando un subconjunto de Python muy pequeño a mis alumnos (nada de typing, annotations, asyncio, protocols, walrus, pattern matching, descriptores, metaclases), y así voy a seguir. el resto lo pueden aprender por su cuenta. pero usar a los energúmenos (que los hay, como ya mostró Pablo) como hombre de paja para decir que no existen críticas fundadas y dudas razonables me parece un error.
y me he acordado después de ver esto: