¿Soy yo, o grabar las charlas para las conferencias es el doble de esfuerzo y mucho más estresante que darlas en persona?
Nunca me ha tocado grabar una charla aún, pero me imagino en uno de estos dos extremos: grabándolo de una toma “y lo que salga” con el riesgo de parecer poco preparado, o haciendo media docena de grabaciones y pequeños ajustes, después de aprender a usar alguno de los programas de edición de vídeo que hay en Linux. No me gusta ninguna.
¿Qué opináis?
A mí me gusta más siempre darlas en directo (aunque sea online). Nunca he grabado una charla y creo que me resultaría muy complicado, especialmente si me paso de tiempo y tengo que repetirla o cortar trozos.
En el directo, recomiendo que la persona que hace de host tenga su cara puesta en el directo mientras tú estás presentando, para darte un poco de feedback visual y que no estés toda la charla hablando a una pantalla vacía, que también es muy raro.
Las pongo en orden:
pero dejando de lado las bromas, el grabar charlas si conlleva demasiado trabajo, y sobre todo ni se compara a los 30 minutos que puedas tener de charla.
Creo que en los imprevistos, en la improvisación, en las bromas, y sobre todo la interacción con la audiencia (en lo posible claro…) está la clave para una buena charla.
Grabándolas hay dos tipos principales de “malas charlas”:
Encontrar un punto medio es bastante dificil.
Como experiencia personal: Me ha tocado grabar un par de charlas y siempre pensé que “hacer charlas” me gustaba, pero di cuenta que era más un “hacer charlas en persona (o al menos en vivo)” lo que me gusta, mis charlas siempre tenían mucho de “levanten la mano si…” o alguna broma que dependiendo de la reacción del público me haría hablar de A o B, pero se pierde completamente con la grabación.